
Desempolvando viejas ideas encontré mi proyectillo de tiras cómicas para un fanzine que nunca se llegó a editar. Pues bien, he tomado los bocetillos y tras retocar, limpiar y colorear, este es el resultado.
Lo cierto es que las pobres lombrices tienen destinos muy dispares, desde simples cebos para ansiosos pescadores, hasta condimento para comida rápida. En fin, ellas también tienen derecho al respeto. Llegará un día en que gobernarán el mundo, y ya veremos quién es atravesado por el anzuelo.
Por cierto, ¿alguien ha visto alguna vez las carreras de lombrices de Bélgica?